Las semanas pasan y los conceptos aumentan. Los conceptos, los conocimientos, los "darme cuenta"... todas esas cosas que creías saber y, no es que no supieras, pero eran mejorables. O esas cosas que creías que estabas haciendo bien y, no es que no las estuvieras haciendo bien, pero se podían mejorar.
Me refiero a la enseñanza, como no, dónde cada persona tiene su manera propia de enseñar y prestar sus conocimientos a su manera. En este aspecto, me ha influenciado bastante la manera de enseñanza de Eduardo, donde la primera y única información que da al alumno es el objetivo. A partir de ahí, el alumno desarrolla su propio camino para alcanzar ese objetivo. El camino depara dudas y preguntas, que progresivamente nos va contestando y se van resolviendo, experimentando cada alumno y haciendo que todos entiendan y conozcan qué aspectos se deben mejorar hasta llegar al objetivo.
Ya que trabajo con niños, este tipo de enseñanza me parece interesante para inculcar, dejando que ellos mismos puedan apreciar sus necesidades y desarrollen la creatividad, cualidad innata de todos ellos, que disfruten con el deporte y qué lo conozcan desde experimentar ellos mismos.
Para ellos, pocas personas existen a las que les den más valor que a su monitor del deporte que les apasiona. Los niños nos admiran, quieren ser como nosotros y disfrutar con lo que hacen. Pues bien, en este ciclo, yo también soy un niño.
Como decía, los niños nos admiran y sólo quieren pasarlo bien con lo que hacen, no podemos permitirnos el lujo de decepcionarlos, son la materia prima más importante que existe, y, por cierto, no piden tanto.
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